HISTORIAS REALES ACONTECIDAS EN MELO.

EL VECINO TENDIÓ CIENTOS DE METROS DE CABLE PARA QUE TODO EL BARRIO VIERA TV.
Un radioaficionado, pionero de la televisión por cable en Melo.
Por Néstor Araujo/.
Cuando aún no existía la televisión por cable en Uruguay, un vecino de Melo instaló desde su antena parabólica una señal mediante la cual compartía los canales extranjeros con todo el barrio.
En 1981 nadie pensaba que pocos años después la televisión por abonados se extendiera masivamente por todo el país.
Al no haber muchas opciones, el radioaficionado José Tomás Rodríguez era el único que tenía en su casa una antena parabólica y decidió distribuir la señal por el vecindario, para compartir programas exclusivos de televisión con 50 vecinos del barrio García. No les cobraba por el servicio. En cambio, con su propio dinero tendió cientos de metros de cables hacia las viviendas del entorno.
«Tenía una parabólica en mi casa y se juntaban de noche decenas de vecinos a ver informativos brasileños y mexicanos, partidos de fútbol y teleteatros. Entonces, para que descongestionaran mi living, decidí tender cables primero a mis dos vecinos de al lado, luego al de enfrente.
A la semana le llevé el cable al que vivía pegado al de enfrente y, de boca en boca, mi invento se hizo popular», recuerda Rodríguez. «Se comenzó a correr la voz y como le hacía la instalación a los más cercanos, no le podía decir que no a los demás», contó.
«Fue tanta la demanda que me quede sin cable coaxial y tuve que utilizar cable común que compraba y yo mismo forraba con membrana asfáltica que tiene aluminio», dijo.
El radioaficionado se encarga de precisar que «no era robo de señal, porque la parabólica recibía señales de canales que no estaban codificados y como yo no les cobraba a mis vecinos no se trataba de ningún negocio de piratería, sino de compartir con los que tuviera a mi alcance», sostuvo.
La película diaria.
A fines de 1982, José Tomás Rodríguez ya tenía 50 abonados gratuitos.
«Algunos me daban $ 5,00 para comprar cable y yo aceptaba porque en realidad era grande el gasto», indicó. «Con mi parabólica cubría seis manzanas en el barrio donde vivo hasta ahora».
«A partir de ese año, a las 13:00 en punto, les pasaba todos los días una película que yo alquilaba y todos se deleitaban», recordó.
«Cientos de películas logré difundir, después para abaratar costos comencé a grabar de la propia parabólica alguna películas y las pasabaa las 13:00 y las repetía a las 18:00. Me sentía un verdadero operador de TV y como siempre me gustó la comunicación, soy radioaficionado y fui el técnico que se subía a todas las torres de los medios de Cerro Largo,
por lo que estaba siempre en contacto con los comunicadores», dijo.

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